domingo, 25 de julio de 2010

Manifiesto para el Diseño precolombino

Los diseños formales son pensamientos visuales cosmovisivos; signos semióticos, ideografías y/o imágenes de dioses-elementos, o sea fenómenos naturales, plasmados en un Género Plástico, que explicitan tanto modelos sidéreos o terrestres como símbolos topográficos o planos espaciales.

En los tiempos de aquella fecunda Amerindia se modeló y dibujó el documento de la cerámica mochica o maya; se tallaron las imágenes de dioses de las culturas teotihuacana y tiwanakota; se graficaron las kilométricas líneas del desierto de Nasca y sus geoglifos zoomorfos; se construyeron innumerables templos y centros ceremoniales con singulares urbanismos y arquitecturas; se tejieron teogonías en pictóricos textiles; se dibujó y pintó lo mítico con plasticidad impar en cerámicas o murales; se fundió orfebrería diseñando joyas talismánicas. Casi todo este torrente creativo fue mítico-religioso.
(Por supuesto, también se realizaron con las distintas artesanías construcciones, objetos y prendas para uso doméstico.)

Tal colosal obra, polifacética en formas y símbolos, fue impulsada por la Fe, para comunicar la presencia dogmática, como volitiva magnitud cultística de ofrenda propiciatoria.
Los dioses siempre duales: masculinos o femeninos, generosos o malignos, pueden dar o quitar. Por eso para ellos todo: la consagración y el sacrificio, los ritos sangrientos, las pirámides con sus templos, las montañas con sus cumbres, el mar, la selva, la naturaleza toda.
Al parecer, hubo una sorprendente similitud en el sentir animista, de los cultos felínicos, ofídicos y ornitomorfos entre Mesoamérica y Suramérica pero total autonomía creativa en sus diseños. Esto fue así porque las plásticas amerindias son transmisoras de configuraciones análogas por un posible difusionismo dogmático pero no por acuerdos estéticos: cada alta cultura desarrolló su propio diseño morfológico y compositivo, su propio lenguaje formal.

Cada morfología parte de ínsitas profundidades del Ser y da lugar a una metafísica de la expresión donde la forma es un medio, un lenguaje, una interpretación. Tal cosmovisión, es un pensar configurado, ideado hacia un pensamiento visual y no a uno discursivo, estableciendo una íntima y homogénea relación entre los elementos formales y las ideas. Esto fue así de acuerdo con una semiótica formal referente al punto de vista en que fue concebido el diseño. Numerosos diseños fueron vistos en alzada, verticalmente, coherentes con los tres planos de la realidad: abajo el Inframundo, en el centro la Tierra y, en el extremo superior, el Cielo. Otras veces se concibieron en planta, horizontalmente, por ejemplo el cuadrángulo de la Tierra, como damero o cruz y el Cielo como cinta o banda. Estos puntos de vista aclaran la concepción.

En varias importantes culturas --olmeca, chavín, teotihuacana o maya-- se percibe una persistencia secular en la continua variación formal para la consumación, cada vez más explícita, de la idea establecida con la forma. Es la búsqueda de una abstracción visual para una mejor concreción de la idea preestablecida. Así, se consumará un diseño para un hecho plástico y estético que no siempre implicará un hecho artístico pues, lo estético no siempre se consuma como arte, pero siempre estará presente la intención comunicante de las configuraciones ideológicas en cualquier Género Plástico. Lo artístico como lo religioso, en cuanto inmanencias del Ser, no son propios de la plástica ni de su estética. Éstas únicamente establecen el continente de sus realidades y sólo son el medio fáctico donde se desoculta y percibe lo metafísico. Lo artístico es producto del Ser y su inmanencia poética siendo de causalidad ontológica, metafísica e intransferible.

No hay comentarios:

Publicar un comentario