miércoles, 27 de octubre de 2010

MANIFIESTO PARA UN ESTUDIO TOTALIZADOR
DE LA OBRA PLÁTICA PRECOLOMBINA

Lo que se dice con la plástica es importante,
pero estéticamente lo importante es cómo se dice.

Establecer una clasificación iconográfica y de crítica iconológica del colosal acervo precolombino, pareciera no interesar a casi nadie. Estar, como lo hace la arqueología de manera hegemónica, en cotidiano trato con obras artísticas y no promover la interdisciplinaridad de los estudios entre la ciencia, la historia, la filosofía y la estética es anticientífico, anticultural y antiamericano. Sin duda, esta actitud es muy sospechosa y evidencia una conducta soberbia y egoísta. La bibliografía y algunas muestras lo prueban. Por ejemplo, en estas exposiciones que comentaré, gracias a la opinión del Dr. Alberto Rex González, la valoración artística estuvo presente. Nunca más se repitió este hecho en muestras y catálogos argentinos.

· 8 / 9 / 1966. Muestra "Homenaje al XXXVII Congreso Internacional de Americanistas" realizada en el Instituto Di Tella. Organizada y comentada por el

Dr. Alberto Rex González. Prólogo: Jorge Romero Brest. He aquí algunos pensamientos del Dr. González en el comentario histórico de las culturas del Noroeste argentino:
"... En lo estético, estas expresiones artísticas del pasado fueron objeto, en horas muy tempranas de nuestro desarrollo intelectual, de la atención de algunos pocos espíritus sensibles. Leopoldo Lugones a comienzo del siglo descubrió y admiró los extraordinarios frescos rupestres de Cerro Colorado de la provincia de Córdoba, que datan de fechas anteriores al siglo XVI. Ricardo Rojas intentó, a lo largo de muchos ensayos, incorporar al pasado autóctono y sus manifestaciones artísticas al patrimonio nacional, y no solo como mero antecedente histórico sino como futura fuente de inspiración.
José León Pagano comenzaba su viejo libro sobre el arte de los argentinos con un capítulo sobre el arte aborigen, lo que involucraba de hecho, la misma idea de asimilación histórica y cultural de aquellas manifestaciones aborígenes a lo nacional argentino.
... Un primer concepto importante... es que no existe un "Arte Precolombino", así con mayúscula, único y específico, de la misma manera que no existe un "Arte Negro" o menos aún un "Arte Primitivo.
Estos son simples conceptos clasificatorios para definir manifestaciones estéticas "no europeas". Conceptos cómodos y didácticos pero que incluyen expresiones múltiples de culturas muy diversas. En el mundo precolombino se distinguen, en tiempo y espacio, multitud de culturas cuyos estilos artísticos fueron muy distintos entre sí. ...Como se ve, se trata de conceptos temporales y geográficos que poco hacen al nexo estético. ... tanto los vasos retratos mochicas ...de notable realismo, como las complejas figuras policromas, cargadas de simbolismo, que decoran los vasos nascas, hermanos de aquellos en sus orígenes. Pero desde el punto de vista conceptual y formal, entre ambas expresiones hay un abismo. Aún dentro de los materiales pertenecientes a las culturas que habitaron el noroeste argentino, que se exhiben en esta muestra, a poco que las analicemos y conozcamos, advertiremos las profundas diferencias con que se manifestó el espíritu creador de sus artistas."
Como se ve, los términos que utiliza el Dr. González son atípicos en el pensar arqueológico; ni antes ni después de él se leen en la bibliografía precolombina argentina. Es el único arqueólogo americano que demuestra con su pensar y decir un verdadero interés por lo artístico y su estética, distinguiéndose de sus colegas que, generalmente, parecieran carecer de formación humanista y presentan una visión parcial y totalmente pragmática del fenómeno plástico amerindio. Pero, a pesar de la intención y acción del Dr. González por ampliar estéticamente el limitado análisis sobre el acervo de la plástica amerindia, manifestado plenamente en su famoso libro "Arte Precolombino Argentino", todavía hoy sigue la misma obtusa situación, sin que a los involucrados les importe la falencia establecida.

· 10 / 11 / 1971. Muestra "Arte Precolombino Andino" realizada en el Museo Nacional de Bellas Artes de Buenos Aires. Presentación del catálogo Dr. Alberto Rex González. Nuevamente el Dr. González hace una evaluación histórica pero dejando claro en su comentario los valores estéticos de las obras. Las dos muestras fueron iconográficamente excelentes y bien curada su exhibición. Los ejemplos que se darán a continuación son una síntesis de muestras que responden principalmente a lo histórico y antropológico, poseyendo algunas incongruencias y gruesos errores de concepción.

· 1975 y 10 / 1975. Muestra "Arte Milenario Indoamericano" realizada respectivamente en el Museo Nacional de Arte Decorativo de Buenos Aires y el Museo Provincial de Bellas Artes “Rosa Galisteo" de Santa Fe, Argentina. Colección, Aroldo Rosso. Presentación, Federico Aldao. En dos museos de Bellas Artes se expuso una de las mejores colecciones del país, producto del esmerado tesón y educado gusto del Sr. Rosso, fundador del Museo "Ambato"
de la localidad de La Falda, Córdoba, Argentina. Las opiniones sobre el alto nivel arqueológico e histórico de las obras abundan, pero la excelencia artística de los diseños cerámicos y líticos, de su semiótica mítico-religiosa y morfológica no se encuentran en el catálogo. Se expusieron como obra artística, en museos de arte plástico y su crítica estética no existió. Tampoco nadie se preocupó por esta contradicción.

· 21 / 9 - 30 / 12 / 1990. Muestra "Inca - Perú / 3000 ans d'Art et d´Histoire" realizada en los Musées Royaux d´Art et d´Histoire Bruxelles, Belgique. Extraordinaria muestra con un excelente catálogo de dos tomos: uno dedicado a lo arqueológico, histórico y lo semiótico ideológico con algunos comentarios formales, y otro volumen conformado por las fotografías
de las obras expuestas. Su contenido es un exhaustivo discurso informativo pero no insinúa siquiera una crítica de la estética andina.

· 15 / 7 - 27 / 12 / 1992. Muestra "Tresors du Nouveau Monde" realizada en los Musées Royaux d´Art et d´Histoire, Bruxelles, Belgique. Quizás la muestra más completa, en calidad y cantidad, realizada mundialmente del acervo plástico panamerindio. Presentó esculturas, cerámicas y orfebrerías abarcando desde el sur de Estados Unidos al Noroeste argentino.
Se editó un enorme y magnífico catálogo, donde los comentarios de importantes estudiosos son culturales en general, históricos o de historia del arte. La consideración estética no existió ni para la curaduría de los temas ni en el interés de los ensayistas. Se editó un enorme y magnífico catálogo, donde los comentarios de importantes estudiosos son culturales en general, históricos o de historia del arte. La consideración estética no existió ni para la curaduría de los temas ni en el interés de los ensayistas.

· 1992. Muestra "Azteca - Mexica" realizada en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid, en conmemoración del Quinto Centenario. Presentación, J. Alcina Franch,

M. León-Portilla y E. Matos Moctezuma. En la introducción del catálogo de esta mega exposición los presentadores postulan:
"El contenido ideológico de la Exposición a la que se refiere este Catálogo hay que considerarlo inscrito en el marco de la Antropología cognitiva y de la Semiología.”
O sea: a estos señores no les interesó ni la historia ni la estética, sino el lenguaje. Esto no es negativo en sí, de hecho varios ensayos de este libro tratan distintos temas con un logrado enfoque similar. Mientras tanto, el enorme y poderoso universo plástico, expresivo y estético, que involucra a la escultura azteca como caudal morfopoético, queda sin analizar. Es inconcebible que en este catálogo se la ignore en su diseño formal, su clasificación y su crítica.

· 11 / 1992 - 6 / 1993. Muestra "Colores de América" realizada en el Museo de Arte Precolombino de Santiago de Chile. Los ceramios y textiles expuestos fueron relevantes.
El catálogo, de excelente calidad gráfica, relata la influencia del color en las culturas andinas, su importancia simbólica, su trascendencia textil, las distintas indumentarias y algunos aspectos sociales y semióticos. Ni una palabra sobre los diseños morfológicos, las paradigmáticas obras cromáticas de los mantos paracas o los ceramios nasca; ni una palabra sobre las paletas y su expresividad, los sistemas proporcionales, el cinetismo cromático, etc. En cambio se expuso y comentan de manera incongruente, vasijas escultóricas mono o bicromas de la cultura moche,

la cual careció de vocación pictórica.
No obstante, el museo es por su acervo, de los mejores de Suramérica.

· 9 / 1998 - 5 / 1999. Muestra “I Maya” realizada en el Palazzo Grassi, Venezia. Coordinadores: Peter Schmidt, Mercedes de la Garza, Enrique Nalda.

Esta muestra quizás ha sido la más importante y completa que se haya realizado sobre los mayas. A su regreso de Italia se expuso en el Colegio de San Ildefonso en México DF. El catálogo, acorde con la colosal obra expuesta, se presenta como un asombroso e impar volumen, un corpus pletórico de 29 ítems, de los más variados comentarios sobre tan extraordinaria cultura. Señalo que falta una de las críticas más trascendentes, aquella que debiera analizar sus originalidades formales, sus talentos plásticos y polifacéticas sensibilidades poéticas, o sea que falta, ¡oh casualidad!, el tema de sus varias estéticas, una por cada centro ceremonial:
· con sus diferencias y similitudes;
· con sus vocaciones plásticas, su intimismo y sus estilos morfológicos y sistemas compositivos;
· el manejo de materiales y sus posibilidades expresivas;
· su hondura mística, plástica y poética.
No es la primera vez --ni creo que será la última--, que este "maldito tema, estigma del análisis amerindio" queda fuera de consideración. Es asombroso que frente a un hecho tan evidente y reiterado por décadas, tan pocos han señalado la situación y nadie ha intentado reparar la falencia salvo el que escribe estas líneas.

· 3 / 4 / 1999. Muestra "Caminos Sagrados, Arte Precolombino Argentino" realizada en la Fundación Proa, Buenos Aires, Argentina. Colección de la Cancillería argentina. Presentación: Guido Di Tella, Alberto Rex González e Irma Arestizabal. La muestra exhibió, con un dificultoso sistema de epígrafes, notables obras cerámicas, metalúrgicas y líticas. El catálogo se destaca por su calidad gráfica y la síntesis topográfica e histórica. Una vez más el análisis estético brilla por su ausencia.
En esta muestra me ocurrió algo insólito. Un miembro de la curaduría de la exposición, perteneciente a la Cancillería argentina, se me acercó y comentó lo siguiente:
--”¡Qué bueno que lo encuentro! ¿por qué no me viene a ver para pensar en los epígrafes permanentes de la colección? Sabe, los comentarios son siempre arqueológicos o históricos y nunca se dice nada estético!”

Repuesto de mi asombro, le manifesté que sería la primera vez que una cosa semejante se haría en la Argentina y le mandé mis libros para que juzgara los epígrafes clasificatorios e interpretativos que normalmente escribo. Cuando nos volvimos a encontrar ya había cambiado de parecer. Excusándose por el mucho trabajo me devolvió los libros, sin aceptar mi declarada donación, y me dijo que más adelante me llamaría. Por supuesto que ya perdí la esperanza de escribir esos epígrafes.

· 7 / 2001. Muestra “De la Puna al Chaco - Una historia precolombina”. Museo Etnográfico Juan B. Ambrosetti, de la Universidad de Buenos Aires. En en el hall de entrada del museo hay un afiche con un texto que decía entre otras propuestas:
“...Fue concebido (el museo) como instituto de investigación universitaria, pero también como centro de educación para el público en general. ...El Museo tiene como objetivo primordial el estudio de las sociedades indígenas...”
Lo primero que se notaba cuando uno recorría la exposición es que no cumplía con el postulado “educación para el público en general”. Se estructuró como una caótica e incomprensible mostración de obras artesanales y artísticas sin discriminar unas de otras.
El subtítulo “Una historia precolombina” quedaba sin ser explicitado en el recorrido puramente objetual y carente de la más elemental pedagogía. Las excelentes obras se mostraban como una parafernalia heterogénea de objetos, sin la identificación de sus respectivas culturas.
Sus valores metafísicos, mítico-religiosos y estéticos, producto de pueblos con una obsesiva veneración por lo religioso y simbólico, no fueron desarrollados expositivamente. Ni lo trascendente ni lo plástico existió para el curador. Eran como “artefactos”, mostrados dentro de una escenografía no siempre coherente con las obras y con un exclusivo contenido: el arqueológico-histórico; por lo tanto, sólo se comunicó el pragmatismo de una rutinaria existencia sin destacar también el esplendor de su expresión creativa y poética. Lo asombroso fue que después de tanta incomprensión sobre lo expuesto y falencias didácticas, en las visitas guiadas se especificaba que el criterio del armado había sido muy meditado y hecho de ex professo de esa manera “no ortodoxa”. Otro factor “interesante” es que el proyecto de la muestra fue premiado en el Concurso de Innovación en Museos de la fundación YPF. Ahora bien, ¿que se premió? Si no cumplía con una sistematización histórica comprensible y un elemental nivel pedagógico: ¿se premió la escenografía?
Otra oportunidad desperdiciada para educar y hacer conocer la magnitud de las culturas del Norte argentino, su coherencia y sensibilidad creativa en todos los campos del acontecer existencial.

Libros
En cuanto a señalar libros sin análisis estéticos, comentaré dos ejemplos relevantes por la magnitud de los temas tratados. El primero es de gran importancia científica y artística y se publicó con magnífica gráfica: “Sipán”, del arqueólogo Walter Alva. Es el relato pormenorizado de todo el trabajo arqueológico, de restauración e histórico realizado en la hoy famosa tumba del "Señor de Sipán". Ahora bien, salvo los esqueletos, todo lo extraído es de culto, ceremonial, artesanal y artístico. Entonces, si se cuidaron con cabal profesionalidad todos los aspectos del gran descubrimiento, tanto científicos como técnicos, con colaboradores especialistas en las distintas áreas y se manipuló continuamente una obra plástica, expresiva y poética.
La pregunta es: ¿por qué no se llamó a colaborar a un historiador del arte? Lo único que le falta al libro es un análisis estético de capital importancia, debido a que el mayor esplendor de la documentación iconográfica extraída radica en la armonía de sus diseños e impar expresión plástica. En la investigación participó una arquitecta, loable detalle que ocurre desde la década de los 60´.
Numerosas investigaciones mesoamericanas y suramericanas de la primera mitad del siglo XX, realizadas en ruinas urbanísticas se efectuaron sin la presencia de arquitectos. Daré un solo ejemplo, uno de los más absurdos: Machu Picchu, como todos sabemos es una ruina arquitectónica. Su descubridor, Hiram Bingham de la universidad de Yale, no incluyó en su equipo de casi cuarenta especialistas
a un arquitecto!

El segundo libro es “Tejidos milenarios del Perú”. Edición, Creación y Dirección:
José Antonio de Lavalle y Rosario de Lavalle de Cárdenas, 1999. Los editores son de larga trayectoria y han conformado una excelente colección sobre las culturas precolombinas peruanas y sus obras de culto artística. En esta oportunidad han reunido 18 especialistas con ensayos de diversos temas textiles. El corpus analítico y documental es enorme y único en su género. Curiosamente, faltaría un ensayo más que brilla por su ausencia: el estético. Quien consulta el volumen y recorre las magníficas ilustraciones de textiles con diseños formales mítico-religiosos pictóricamente plasmados, con armoniosos sistemas compositivos de esplendentes cromatismos y eximia terminación artesanal, se pregunta: ¿no hay méritos suficientes para realizar un profundo estudio estético clasificatorio e interpretativo?

Falacias conceptuales
Los errores --y horrores-- conceptuales y clasificatorios, de los comentarios y críticas sobre el arte plástico amerindio, se deben principalmente a no haberse instituido en el siglo XX una hermenéutica sistematizada y consensuada por un congreso de americanistas. Al parecer a ninguno le interesa el tema. De igual modo ha contribuido a empeorar esta situación el “encierro” de éstos en sus “feudos” meso y suramericanos, “en sus torres de marfil”, produciendo monografías para consumo de sus respectivas elites, y desconectados de otros contenidos y territorios culturales. La bibliografía estándar denuncia la negativa de nombrar al “sector contrario”, también el desconocimiento de cada grupo por el otro, y el silencio sospechoso por destacar valores de las obras del otro “sector”. Se percibe a menudo que, tanto los mesoamericanos como los suramericanos, impulsan sus estudios como si el propio fuera el único o lo mejor ocurrido en Amerindia. Salvo las excepciones de José Imbelloni, George Kubler, Esther Pasztory y el que habla no se encuentran asiduamente textos, que consideren en igualdad de condiciones críticas sendos territorios. Es más, ambos “sectores”, haciendo gala de ridículos nacionalismos menosprecia a la otra parte. (Así lo he escuchado de políticos y gente de la cultura de México y Perú.)
Parte de esta situación, puede ser producto de las respectivas y excesivas especializaciones, pero, no deja de parecer sospechoso de mala fe, que en la colosal bibliografía existente, se niegue o ignore al otro sector, en momentos de obvias comparaciones.
Es sabido que ignorar a alguien con méritos, en las bibliografías que los autores colocan en sus publicaciones es algo común, pero ignorar valores artísticos de un pasado ilustre es otra cosa. Donde se tendría que proceder con la mayor objetividad posible, se manifiesta a veces indiferencia y hasta se ve el desprecio por la cultura, su obra y su temática. Pareciera que a muy pocos les interesa cambiar opiniones, incluso disentir con argumentos. Se opta por el silencio, la indiferencia o el insulto, carente de valor y sensatez. El transcurrir humano demuestra que a los que actuaron así, les saldrá caro. Los ejemplos abundan, pues viajan por los siglos reivindicando víctimas y castigando victimarios.
Más atrás dije que el catálogo de la muestra “Los Mayas”, realizada en 1998 en Venecia y en México DF, no había tenido en cuenta un análisis estético y además poseía errores conceptuales y epistemológicos. Pues bien, el mal uso idiomático, la errada definición de conceptos o de clasificar absurdamente obras plásticas abundan aterradoramente.
Se evidencia que a muy pocos les preocupa escribir con propiedad, analizar con sensatez y producir un texto didáctico y con verdadero nivel académico. Asombra también, que en un catálogo de una mega exposición no se hagan comentarios sobre la sensibilidad maya, ya que fue uno de los pueblos amerindios de mayor don poético. Tampoco se analizan, con el obvio interés que requieren, los diseños morfológicos del colosal corpus ideográfico cosmogónico maya, o sea, de las imágenes simbólicas metonímicas, creadas para explicar de manera comunicante, sus ideas de la creación universal y su mecánica celeste. Tales ideografías constituyen uno de los más profundos y místico-poéticos acervos plásticos de la humanidad. Desgraciadamente, se ha perdido la oportunidad de hacer conocer con claridad y extensión totalizadora, la impar trascendencia maya. No estoy pidiendo otra cosa que lo realizado con las culturas griega, gótica o renacentista.
A continuación, ejemplificaré algunos horrores conceptuales --hay muchos más-- observados en el catálogo aludido. (Los subrayados son míos.)

Pág. 249. Objetos portátiles de arte por Clemency Chase Coggins.

“...Sólo el gran arte monumental y varios objetos portátiles menores se conservan como testimonio de las habilidades artísticas de las civilizaciones antiguas, aunque en general, los creadores de tales obras maestras, grandes o pequeñas, permanecen aún en el anonimato.”
¿Qué se quiere decir con “gran arte monumental”? Pareciera que se refiere al tamaño.
Y: “varios objetos”. Se podría decir miles, y nos quedaríamos cortos.
· “...habilidades artísticas”.
El arte plástico requiere de un oficio y habilidad artesanal, para poder expresarse por medio de la materia. Pero, el arte no es una habilidad, es un don ontológico superior, producto del Ser y su inmanencia poética. (La superficialidad conque muchos autores hablan de lo plástico, es espantosa.)
· “...los creadores de tales obras maestras”.
¡¿Cómo, eran meras habilidades o son profundas e impares obras maestras?! Parece que la señora no es congruente en sus opiniones. Y continúa:
· “...Por lo general el arte monumental retrataba a dichos personajes...”
¿Qué arte monumental retrataba, si un retrato es uno de los tipo de obra más intimista? Parece que su criterio morfológico y su apreciación expresiva es nula. (Sólo los retratos olmecas fueron concebidos con el Modo Estético Monumental y de tamaño colosal.)
· “...El arte maya monumental... por su notable grandeza compositiva. Escultóricos por completo, con tres dimensiones... donde las técnicas de modelado fueron perfeccionadas en estuco y transferidas a la piedra blanda, como en Copán, Honduras. En otros lugares el arte maya es básicamente un dibujo.”
Llegamos al apoteosis del disparate. El arte maya no es conceptualmente monumental, ni siquiera la arquitectura. La totalidad de la obra no arquitectónica es profundamente intimista y humanista.
¿Cómo está enterada de “su notable grandeza compositiva” si no hay estudios morfoproporcionales y espaciales sistemáticos normados? Tampoco hace un análisis compositivo: es únicamente una frase.
· “...Escultóricos por completo”.
¿Qué quiere decir? ¿Se refiere a “las tres dimensiones”? Pues bien, el criterio escultórico maya fue expresado mayoritariamente en relieve, con pocas obras tridimensionales. La vocación principal de los mayas y de relevancia cualitativa y cuantitativa, fue el dibujo.
· “...donde las técnicas de modelado fueron perfeccionadas en estuco y transferidas a la piedra blanda, como en Copán, Honduras”.
Aquí se produce un verdadero galimatías. ¿A qué se refiere? Una cosa es modelar y otra tallar. Y, sobre todo, el modelado no se ha “transferido” a la piedra: se modelaba con pasión vitalista o se tallaba con la reflexión que la técnica obliga, desocultando la petricidad de la materia. Son dos lenguajes opuestos: uno espontáneo, de inmediata vitalidad, otro meditativo y lento, de paulatina plasmación e ideología comunicante, que toda obra amerindia trasmite.
La señora no ha tenido en cuenta estos “pequeños” detalles conceptuales que hacen al talento poético maya. No practica una coherente redacción y, mucho me-nos conoce elementales fundamentos metafísicos de la expresión artística. Sin embargo figura en el catálogo como experta en “Objetos portátiles de arte”. ¡Curioso título para hablar de plástica y, más curiosa aún, la manera de hacerlo!

Pág. 271. La cerámica policroma del Clásico y las historias que cuenta
por Dorie Reents-Budet
Síntesis de un paupérrimo razonamiento pleno de ignorancia e incongruencias.
· “...La cerámica pintada del período Clásico maya constituye una de las expresiones artísticas más extraordinarias del mundo”.
“La cerámica pintada del período Clásico maya...”
La Sra. está mezclando dos cosas:
1º - el Género Plástico, pintura, por la técnica de dibujar hecha con pincel y
2º - el Género Plástico, dibujo, por el hecho de ser realizado con pincel --entonces un dibujo japones o mochica serían pintura--.
La maya, al igual que las culturas mochica y aguada, fueron vocacionalmente de grandes dibujantes con intereses gráficos y notables ilustradores de escenas sociales o míticas. Carecieron del don pictórico, aquel por el cual un artista se expresa por medio de la armonización de manchas de color más allá de las formas que involucren. Estas pautas plásticas mayas son muy obvias, sin embargo la Sra. todavía no se ha percatado a pesar
de sus años de “estudiar” la obra maya.
· “...A menudo esas vasijas son comparadas con la cerámica griega clásica por compartir características comunes. Ambas tradiciones artísticas muestran representaciones pictóricas realistas de personajes...”
Las supuestas características comunes no son ni pictóricas ni realistas. Los mayas fueron dibujantes naturalistas y humanistas, con algunas presentaciones de deidades humanizadas; los griegos fueron dibujantes idealistas, tanto formal como temáticamente, primero geométricos y luego figurativos, interpretando generalmente escenas mitológicas.
· “...un análisis más detallado nos muestra que las piezas pintadas mayas del Clásico constituyen una tradición esencialmente policroma mientras que las griegas son generalmente bicromas”.
¿Qué tipo de análisis detallado ha hecho la Sra. para llegar a la conclusión que es una tradición policroma? (Policromo: con varios colores.) ¿Dónde se observan varios colores en la vastísima cantidad de ceramios mayas? En general, son bi o tritonales del rojo o de una tierra; a veces, el color negro sobre fondo blanco amarillento o distintos tonos suaves de tierras. Rara vez se colorea con blanco o celeste.
Pero, donde la Sra. yerra hondamente es no percibir nunca que está frente a un dibujo coloreado y no a una pintura, pues lo plasmado es gráfico y no pictórico. Es más, al igual que los mochicas, carecieron de sentido expresivo cuando coloreaban arquitecturas, esculturas o ceramios, pues tal intención no se refiere a lo pictórico propiamente dicho ya que los colores son empleados como simbolismos dogmáticos o como color local y no como cromatismo expresivo. Un ejemplo son los tonos estereotipados que los mayas aplican a la piel.
En cambio, en los murales los mayas procedieron pictóricamente, logrando el protagonismo expresivo de la superficie cromática sobre la línea. Ej: murales de Bonampak o Cacaxtla.
Es verdaderamente inconcebible, que tan elemental concepto sobre la diferencia epistemológica y fáctica entre dibujo y pintura, todavía no haya sido comprendido por gente que se atribuye el derecho de hablar sobre plástica y demuestra no conocerla.
· “...La pintura griega sobre cerámica se caracteriza por los motivos esgrafiados con dibujos realizados con estilete, trazando líneas finas en la superficie del barro”.
Nueva contradicción: si la pintura griega se destaca por motivos esgrafiados con dibujos de líneas finas, como pueden producir formas pictóricas resultantes. ¿No hubiera sido lógico decir: la gráfica griega se destaca por dibujos esgrafiados...?
Lo que sucede es que continuamente se mezcla en el discurso el hecho físico de pintar con el concepto pintura como Género Plástico. (Tal situación también se observa en críticas de la pintura europea.)
· “...La cerámica puede estudiarse desde varias perspectivas, como son las formas de las vasijas, la imaginería y los textos jeroglíficos pintados, los estilos pictóricos y la composición química de los cuerpos cerámicos” (las pastas).
Coincido que puede estudiarse desde varias perspectivas, entonces, por qué falta la visión estética. Además, los jeroglíficos están dibujados; por lo tanto los estilos son dibujísticos y, en Mesoamérica, no existe ninguna sistematización estética que los clasifique. Tales afirmaciones son incongruentes y sin contenido.
· “...Si bien la pintura de engobe fue usada por otras culturas, como los griegos antiguos, ninguna logró la superficie, la luminosidad y el brillo de la amplia variedad de colores y los exquisitos efectos de acuarela de los mayas”.
Es cierto, el engobe fue usado por otras culturas. Pero, por qué volver a Grecia, si en Amerindia todas las culturas lo usaron, en especial la pictórica nasca, con una paleta de doce colores, la más amplia habida y también poseedora de luminosidad y brillo. ¡Qué extraño, se olvidó de mencionar uno de los acervos cerámicos pintados más importantes y famosos de la América antigua! Hay que aclarar que las vasijas nasca establecen plásticamente de manera paradigmática el concepto de pintura sobre cerámica en Amerindia. Otro olvido de la Sra. ha sido no haber recordado que los únicos que pueden parangonarse con los mayas, por su extraordinario dibujo y como documentalistas de su sociedad, fueron los mochicas. Comunicar esto, hubiera otorgado objetividad y una correcta información. Es un claro ejemplo de negar o ignorar al otro sector.
Y así continúa la Sra. Reents-Budet, “danzando” entre falsos conceptos, desinformación y arbitrariedades. Asombra que una persona que ha dedicado tantos años al estudio de la cerámica maya pueda pensar y decir semejantes barbaridades!
Aclaro que he pormenorizado en el análisis del artículo debido a la importancia del catálogo editado.

Pág. 267. Escultura y murales de la región de Usumacinta

por Merle Greene Robertson
· “...El realismo en la escultura y los murales de la antigua Mesoamérica... los murales de Bonampak son los más bellos de toda Mesoamérica.”
Pareciera que la única definición que conocen los americanistas, para referirse a las obras figurativas, es realismo o realista. Aún no han razonado que realismo es un falso concepto y que su concreción es imposible.
La plástica amerindia es preferentemente subjetiva y conceptual, por ende carece de toda intención de copiar un modelo: el resultado siempre es una interpretación. El término que se debe usar es naturalismo, ya que cuando se pretende interpretar una realidad natural, lo más que puede aproximarse dicha obra es a su apariencia, a su natural presencia física y/o psicológica, y nunca a su exacta realidad morfológica y metafísica.
En cuanto a iniciar un comentario con el adjetivo bello, producto de una subjetiva y personal opinión, es un mal comienzo pues hace sospechar que el autor no continuará sobre una base analítica y objetiva.
· “...esta pared debe haber sido comisionada a un artista que elaboraba códices. No semeja un mural sino más bien una pintura llevada a la pared”.
Humildemente, le pregunto a la Sra.: ¿Por qué a un artista que elaboraba códices? Acaso ellos hacían murales? ¿O lo dice porque pintaban? Pues bien, los escribas de códices no eran pintores sino dibujantes y no es plausible, dadas las especializaciones habidas entre los mayas que se dedicaran también a los murales.
· “...No semeja un mural sino más bien una pintura llevada a la pared.”
Una pintura llevada a la pared, realizada sobre una pared ¿no es un mural? ¿Qué quiso decir? Confieso que no lo entiendo.
· “...Capullo realista y estilizado.”
En el epígrafe de una ilustración se lee esta frase. Tampoco la entiendo. ¿Si ha sido estilizado --término que se refiere a una idealización morfológica-- cómo puede continuar siendo realista si el artista la idealizó y, por lo tanto, la transformó?
· “...Las pilastras con figuras de estuco modelado... representan personajes reales... y están elaboradas casi de bulto”.
Voy a aclarar que pilastra es una columna cuadrada que sostiene una viga. A lo que la Sra. se refiere se llama jamba. Esto es así, porque Palenque carece de columnas. La construcción de los edificios es muraria, es decir, con muros portantes, por lo tanto, no se han colocado columnas. Los vanos de entrada a las habitaciones, se realizaron por medio de un dintel de madera apoyado en el muro. De esta manera, lo que semeja ser una columna es un fragmento de pared portante denominado jamba.
· “...La escultura de Palenque es de estilo lineal aún cuando adquiere una calidad tridimensional.”
¿Qué es estilo lineal, a qué nuevo estilo se refiere? Y sigue: aún cuando adquiere una calidad tridimensional. Creo, y tomándome la libertad de interpretar el galimatías, trata de decirnos que un bajo relieve es modelado hasta producir un volumen exento, de alto relieve, pero que, continúa siendo lineal a pesar de que se ha transformado en corpóreo. Como se ve, ¡sumamente explícita la opinión de la Sra.! Indudablemente, escribir bien, con coherencia
y propiedad le resulta difícil.
· “...Las esculturas de las pilastras --en vez de los relieves de las jambas-- de la Casa D del Palacio son aún más tridimensionales que las del Templo de las Inscripciones. Un buen ejemplo de ello es el retrato de Pacal en la pilastra D. Cada detalle de su cara aparece bellamente modelado”.
Los americanistas en algo se han puesto de acuerdo: “bellamente modelado, labrado, terminado, etc.”, que repiten continuamente. Por supuesto, ninguno explica nunca por qué es bellamente..., ni tampoco aclaran que es una opinión personal, subjetiva, que carece de todo valor como juicio. ¿Por qué la dirán con tanta asiduidad? Hay que recordar que en general los arqueólogos no admiten ninguna opinión de carácter filosófico porque la consideran no científica. ¿Bellamente, será científica para ellos? La Sra. Robertson continúa:
· “...El “árbol personificado” en el adorno de su pelo muestra una flor completamente tridimensional. Su cinturón y hebilla funcionan al igual que nuestros cinturones modernos. Su poderoso pecho es exactamente lo que podríamos esperar de una persona con pie equino...”
Disculpe el lector, pero no puedo seguir citando... Es un atolondrado relato, casi un delirio carente de todo valor crítico: no posee cordura reflexiva, ni conocimientos estéticos, ni sensata redacción.
Debo confesar que recuerdo haberle mandado a la Sra. Robertson un ejemplar de mi Estética Amerindia. Nunca me acusó recibo del envío.

Pág. 391. Jaina: su arte funerario por Román Piña Chán
· “Los alfareros de Jaina se valieron de dos procedimientos técnicos para la elaboración de sus figurillas: el modelado y el uso de moldes. Por medio del primero, sus hábiles manos imprimen y plasman en el barro los caracteres realistas del modelo humano que las convierte en obras de arte; por el segundo procedimiento incrementan la producción y perpetúan obras únicas, tal vez ante la demanda. Se modelan a la perfección los rasgos físicos de la cara...” y sigue una larga lista de lo que se modela a la perfección.
Indudablemente, no tiene la menor idea de lo que está hablando. Según Piña Chan las figurillas se convierten en obras de arte debido a los “caracteres realistas”. ¡¿Puede haber mayor dislate?! Además nos dice que gracias a los moldes, “se incrementa la producción y, así, se perpetúan obras únicas”. Un verdadero galimatías. ¿Son únicas o son seriadas? Las únicas no se duplicaron. Uno de los valores profundos y singulares de toda obra de arte es su calidad de irrepetible, de pieza única, en cuanto a la singular impronta expresiva del autor. Si se comienza su fabricación en serie perderá su cualidad poética y exclusiva y se convertirá en una mera artesanía. Pina Chán, ha utilizado la monografía para una monótona catarata detallada de un largo inventario descriptivo, incluso de las obras publicadas. Su percepción está obsesionada por describir y describir: no ve ni siente otra cosa. Desgraciadamente, no aporta ni una clasificación ni una interpretación estética, de tan eximio acervo naturalista documental, de similar intención y calidad que el de Occidente de México --que no menciona-- o los huacos mochica.
Debo reconocer que en otros campos Piña Chan ha realizado excelentes investigaciones.

Conclusiones
Se evidencia que los “estudiosos” que he analizado no estuvieron preparados para redactar sus monografías con la cultura estética requerida ni la competencia idiomática necesaria; Sin embargo, todos pretendieron una aproximación a las obras y seguramente están convencidos que las conocen pero, por lo que se ha leído, es una visión superficial y plagada de conceptos errados.
¿Serán la ignorancia, las anteojeras positivistas o el estar introversos en su especialidad lo que impide a los americanistas percibir emotivamente las expresiones plásticas y manifestarse sobre ello? ¿Les dará vergüenza hacerlo, temerán desacreditarse con la comunidad científica o, simplemente, carecen de sensibilidad?
Por otra parte, la obra plástica amerindia, como es notorio, en su gran mayoría apunta al mensaje ideológico y no siempre fue de vital expresividad. Cuando el ente es aprisionado en una secular convención, queda desplazada su vivencia por una continuada retórica formal. Tales estereotipos ideológico-plásticos se ven a menudo en las imágenes de dioses, por ejemplo en las estatuas de Huehueteotl, dios del Fuego, pertenecientes a varias culturas mesoamericanas, o en los monolitos de Viracocha, dios de tiwanakotas e incas. Ambos tipos de obras, son severamente estructuradas por las convenciones ideológicas y morfológicas preestablecidas. Pero, otras obras trascienden lo mítico comunicante con su poética expresada, con su hondo conmover. Allí, es donde lo amerindio trasmite su Ser hasta hoy
a la aprehensión del ser perceptor.
Hay trabajos que producen vibrantes emociones: retratos olmeca, maya o mochica latiendo su vitalidad; estelas de Copán, Coatlicue, morteros felínicos y “Suplicantes” del Noroeste argentino, etc. Son obras que trasmiten un ir más allá de su comunicación ideológica y penetran el torrente del sentir como entidades plásticas hijas de un portentoso talento creador, similar al de cualquier sitio del planeta.
Y, ¿a nadie le conmueve semejante evidencia poética, y si les conmueve, por qué no cultivan su lenguaje y lo comunican sin caer en lo trivial y falso de “finamente o bellamente realizado”?

Los Mayas Una civilización milenaria
Editor: Nikolai Grube. Autores: Nikolai Grube, Karl Taube, Norman Hammond, Richard Hansen, Marta Grube, Elisabeth Wagner, Peter Harrison, Simón Martín, Federico Fahsen, Alexander Vob, Stefanie Teufel, Pierre Colas, Annegrete Hohmann-Vogrin, Mary Miller, Michael Vallo, Markus Eberl, Doris Reents-Budet, Christian Prager, James Brady, Nicholas Dunning, Marilyn Masson, Frauke Sachse, Antje Gunsenheimer, Temis Vayhinger-Scheer y Eva Eggebrecht. Edición española. Italia 2001.
Como se puede apreciar no faltan especialistas, cada uno con un particular conocimiento.
Es una obra extraordinaria por la variedad y cantidad de información que ofrece.
Pero sorprende que en un libro de semejante magnitud de contenido y diseño gráfico, la cura de los temas a tratar no haya incluido un análisis estético! (Lo mismo ocurrió con el catálogo ya comentado.) Su contenido son 44 artículos con la más amplia gama de estudios especializados sobre una base historiográfica y arqueológica. Muchos discursos se quedan en la superficie de una mera descripción. El libro, con tantos valores documentales, carece de la obvia consideración sobre lo estético y lo expresivo, sobre una meditación filosófica que aporte un razonamiento ontológico, causal y fenomenológico. Los mayas dieron al mundo una de las más talentosas obras arquitectónicas, cerámicas, dibujadas y escultóricas del planeta, que incita a una profunda investigación sistemática develadora de causalidades y morfologías, siendo tal obra uno de sus máximos valores como cultura. Sin embargo ninguno de los numerosos autores se percató de la enorme falacia de no incluir esa crítica en el plan del libro.

Carta
El 27 / 12 / 2000 y el 1 / 5 / 2001 mandé la siguiente carta a la Academia Nacional de Bellas Artes de la Argentina. Todavía no he recibido respuesta.


“Arte Precolombino: el gran ausente”
“Se supone que la Academia Nacional de Bellas Artes es una institución promotora, consagratoria y conservadora del acervo visual y musical del país. Pues bien, en la reciente edición de su anuario "Temas", consagrado esta vez al "Arte Prehispánico: Creación, Desarrollo y Persistencia", las colaboraciones publicadas no son consecuentes con los postulados de Creación y Desarrollo.
Es de lamentar que un esfuerzo editorial, con muy buena diagramación y estética, se malogre por una neblinosa planificación y una selección de textos que no responden a las temáticas prefijadas. Asombra aún más este acto fallido habida cuenta las importantes personalidades que integran la Academia y la reconocida solvencia de los colaboradores.
Los trabajos conforman un corpus ajeno a la investigación y análisis fundamental de lo historiográfico del arte, y de lo clasificatorio e interpretativo de lo estético. Son un conjunto dispar y anárquico, sin la debida cura y, por ende no aportan una percepción concisa y definida del arte precolombino argentino.
(Esto no invalida los méritos intrínsecos de algunos textos.)
Es lamentable que quienes postularon tutelar con hermenéutica y didáctica las expresiones amerindias para dejar constancia de una grandeza cultural que decidieron difundir, no diseñaran la propuesta temática general de los discursos y seleccionaran colaboradores acordes con lo que se entiende como Crítica del Arte, aunque se hubiera expuesto introductoramente.
La palabra "estética" se repite en todo el anuario pero nadie la define con respecto a lo amerindio, o analizando Géneros Plásticos y Estilos morfológicos.
Lo que señalo es la ausencia de prioridades y propiedades estéticas del anuario, y su análisis en profundidad. ¿Si esto no lo propugna la Academia, quién lo hará?
Por ejemplo, hubiera sido magistral y coherente con los postulados Creación y Desarrollo, analizar los fundamentos cósmicos, míticos y religiosos ceremoniales; los hondos valores conceptuales y morfocreativos de múltiples diseños; las magnitudes expresivas y comunicantes de arquitecturas e ideográficos dibujos,

o las armonías formales de esculturas y ceramios. También, tratar sobre
su percepción cósmica de una Geografía Sagrada, sus Sistemas Compositivos de genésica vigencia, sus Modos Estéticos y sus Estilos morfológicos. De esta manera, se creaba un profundo compendio desocultador de lo esencial, del Ser plástico poético plasmado en la euritmia de tan esplendente obra.
Este hubiera sido un corpus de suma originalidad, esperable en un texto programado por la Academia, que declararía su interés por el rescate estético amerindio. Así se contribuiría con la necesaria memoria de aquella expresión cultural, pletórica de talento, misticismo y poesía, propia del Noroeste argentino
y de la región Chaco-Santiagueña en el período transcurrido desde el 300 a.C. hasta el 1600 d.C.
De esta manera, se hubieran obviado algunos pensamientos y situaciones obsoletas que solo parecen fomentar idolatrías personales en vez del protagonismo del Arte Precolombino, como lo establece el título del anuario, y no dar lugar a la sospecha que el mismo es un pretexto para otros fines. Es indudable que esta selección no comunica aquellos valores raigales, de ontológica trascendencia, que todos deberíamos fomentar. ¿Por qué se titularizó una determinada temática como anuncio de una calidad teórica y luego no se cumplió? Una contradicción más a nuestro falaz acontecer cotidiano.
El resultado pone de manifiesto la falta de seriedad valorativa conque a veces se manejan temas importantes y que, a la postre desenmascara el desinterés y falta de respeto por ellos. Esto debió resolverse con objetivo cientificismo y rigor filosófico, más allá de subjetividades y amiguismos.
Así, la imagen de la colosal Creación habida, sus fundamentos, su Desarrollo y sus estéticas, todas inmanencias del arte, están ausentes de este anuario, donde sólo se han comentado, con redundancia por parte de varios colaboradores, Persistencias de una plástica que no se ha explicitado. Otro detalle no curado".

Esta sintética mostración del desinterés por un análisis estético de la obra plástica amerindia, la coloca en una parcial cognición puesto que, al ser considerada sólo por su descripción exterior de la forma y por su presencia histórica --temporalidad del objeto--, no se penetra en sus fundamentos y contenidos metafísicos. Tal actitud contradice la apología que muchos autores hacen de la obra, y revela el grado de superficialidad con que se la observa y comenta. Es muy injusto que esto suceda y muy preocupante que la mayoría de los "intelectuales dedicados a su estudio" no señalen semejante falencia. La obra plástica amerindia es un mundo imaginario y místico, de ahí la enorme variedad de diseños, expresiones, estéticas y plásticas.

Sin embargo este hecho sigue sin incitar la propuesta de una hermenéutica.

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